Vino de mesa: Es todo aquel apto para el consumo, que normalmente procede de variedades de uva de mercado y está elaborado siguiendo un proceso debidamente controlado.
Vino blanco: Siempre procede del mosto de la uva blanca o de la uva tinta con la pulpa no coloreada, nunca los pigmentos contenidos en los hollejos deben pasar al mosto. Si el mosto es rico en azucar y ha fermentado paulatinamente, obtendremos sin duda vinos dulces naturales, respetando siempre una graduación mínima de alcohol de 8º. Si el vino no contiene la cantidad de azucar deseada estariamos hablando de un vino seco sin duda, respetando cualquier residual en azucar el cual pasaria a ser en este caso un vino (digamos) abocado.
Vino tinto: Es el que gracias al mosto de las uvas tintas con el proceso ideal para ello, puede difundir la materia colorante contenida en los hollejos. Un vino tinto puede ser: suave, sedoso, si tiene poco alcohol se convierte en ligero. Si es fuerte es porque tiene una cantidad de alcohol muy elevada y un extracto muy seco.
Vino rosado: Es el que procede de uvas tintas o de las mezclas de tintas y blancas dependiendo que sus mostos hayan fermentado porque si simplemente con el contacto con las pieles.